One and only


- Enfermos...Estamos enfermos, ¡Gracias Demian! No podías aguantar tus celos por Aída.

Me ruboricé por el comentario de Susana, sin embargo, me quité esa idea rápidamente de la cabeza, eso es imposible.

- ¿Qué celos?, Además, ¡¿De qué te quejas?! Tú también participaste, ¿verdad Demian? - repuso Gabriela.

- Tenían que poner a mi lado esta tipa, ¡¿verdad?!

- ¿Podrían callarse?, por favor. La cabeza me duele. - Me quejé.

Después de la guerra de nieve todos nos enfermamos, Susana y Gabriela hace tres días que discuten y si no se detienen juro que pongo un tapón en sus bocas.

- ... ¿A quién llamas estúpida? - Y siguen discutiendo.

- ¿A quién más? Eres la única estúpida aquí.

Contar hasta diez no sirve. - ¡Basta! Han discutido por tres días, mi dolor de cabeza es por ustedes dos, gritándose desde sus camas.

Corrí las mantas hacía un lado y me puse zapatillas de dormir. Camine rápido a la puerta, aliviada de ver la salida, hasta que la enfermera se pone delante de mí.

- No puede irse. Está enferma, niña.

- Mi habitación es mejor que este zoológico. Mi dolor de cabeza empeora con el paso del tiempo, no mejoro, empeoro.

- Y... ¿tu compañera se enfermará por tu culpa? No lo creo, vuelve a la cama.

Las horas pasaban y nada mejoraba, traté dormir, pero simplemente hice guardia a la enfermera. No éramos los únicos pacientes, por lo que estaría lo suficientemente cansada para una siesta y así fue. Entonces, tomé mi ropa del ropero y me cambié en el baño.

Al salir, la enfermera seguía durmiendo. Me fui con sigilo y sentí una tranquilidad, también bastante frío, algo que un simple polerón no podía cubrir al estar fuera donde nevaba, sin embargo, una taza de té podía resultar bastante bien para el clima. Caminé durante unos cinco segundos y en eso me encojó y me escondo al oír la puerta de la enfermería abrirse.

Le enfermera. Fue lo primero que pensé, pero el destino me sorprende cuando desde mi escondite veo salir a Demian con la misma cautela con la que yo salí de allí antes.

Como iba en la misma dirección a la que yo iba, no me quedó otra opción más que seguir detrás de él. No lo estoy siguiendo, solo va en la misma dirección en la que yo iba. Iba encimada en mis pensamientos que sin darme cuenta doblé en donde Demian giró, la dirección contraria a la cocina.

- Ay...- choque de frente con Demian. Dios, tengo mala suerte.

- ¿Me estabas siguiendo otra vez? - No realmente.

- No, iba a la cocina.

- Oh...ya veo, pero estás aquí. - dijo con una sonrisa contagiosa.

- Sí. - fue inevitable no reírse por la situación. - Sí, pero no te estaba siguiendo.

- No, para nada.

- No te rías, es verdad. - Demian rió un poco más. - De todas formas, ¿A dónde ibas?

- No, si no me estás siguiendo. Voy al evento. ¿Por qué? ¿quieres ir?

Lo pensé poco. - Sí, yo también gané las entradas.

- Está bien, vamos.

Caminamos en silencio. Primero para no levantar sospechas y segundo porque no sabía por dónde ir, entonces no me quedaba más que seguir a Demian en silencio. No fue tan difícil para dos personas pasar la seguridad de la escuela, eso porque comenzó a oscurecer y para los guardias la visibilidad se volvía algo más complejo.

Había pasado un buen rato desde que encontré a Demian donde percibí menos el frío, pero a medida que seguía oscureciendo, el frío era más notable.

- ¡Qué molesta eres! Si tienes frío, dilo. - Demian me sorprendió y ante eso no pude responder, sólo pude mirarlo sin decir nada. - Vamos.

Demian me tomó de la mano y juntos entramos a una tienda que estaba por cerrar. Era difícil decir si estaba molesto o no. Todo en él decía que le molestaba, pero la forma en que me trataba no era de alguien que estuviera molesto, mucho menos enojado.

Me pasó una chaqueta. - Creo que es de tu talla.

- Gracias. Es mi talla. - pude al fin decir. - La pagaré.

- Yo la pago. - entre un enfrentamiento de miradas, llega una vendedora. Demian la mira y le dice que él paga.

En eso busco en mis bolsillos mi dinero, fue inútil porque no tenía dinero. Demian se dio cuenta y reafirmó: "Yo pago." Le agradecí y le prometí que, volviendo al internado, le pagaría.

- Tómalo como un regalo de cumpleaños atrasado. - Me sonrojé, pero es que no podía evitarlo porque me hizo feliz el gesto.

Salí de la tienda con la chaqueta puesta. Sentí el frío, pero era agradable porque era la cantidad de frío que me gustaba.

Ambos esperamos unos quince minutos un bus al lugar del evento. Finalmente, el evento se trataba de un profesor de esa universidad, hablaba de su tesis. Fue algo realmente increíble para tratarse de alguien joven y del alcancé de su tesis. Demian estaba incluso más fascinado que yo, tanto así que se las arregló para poder hablar con el profesor luego de que la conferencia finalizara.

- ¡Dios mío! - dije para mi misma cuando vi la hora, 22:26. - Demian, es tarde. Tenemos que irnos. Mira. - señalé la hora en mi reloj. Acto seguido Demian toma su celular. - ¿Qué?, ¿no confías en mi reloj?

- Creo en ti. - Guarda su celular y ambos nos encaminamos a la salida.

Estaba contenta por las palabras de Demian, "Creo en ti" y con la sonrisa con la que dijo aquella frase, solo hacía que mis mejillas se pusieran de color rojo, yo también quería decir algo con tanta ligereza y confianza para que él se sonroje como yo.

- Tomemos un taxi. -sugerí.

No pasó mucho tiempo antes de que pasara un taxi. Tomamos el taxi y Demian pagó. La radio tocó unas tres canciones que no conocía, pero una en especial me llamó la atención cuando escuché la voz de Adele en ella.

"You've been on my mind,

I grow fonder every day

Lose myself in time,

Just thinking of you face"

No hablamos hasta que terminó la canción. Todo en mí había escuchado la canción y de cierta forma me sentí extraña después de escucharla. Podría asegurar que Demian también escuchó la canción como la había escuchado yo. De mi cabeza las palabras de Adele no dejaban de sonar y me hacían sentir lo que la artista podría sentir al cantar su canción.

Bajamos del taxi y nos acercamos a la enredadera del muro del internado, eso para poder escalarla y entrar. Fui la primera en subir y la primera en caer dentro cuando la enredadera se cortó. La primera porque Demian cayó junto conmigo por la misma enredadera. Demian cayó de espaldas sobre mí y cuando se giró, fui yo que lo detuve a levantarse. No sabía que decir, entonces Demian se sonrojó.

-"Why it's taken my so long, to let my doubts go". - Es la canción. Demian la citó.

Un calor empezó a nacer desde el fondo de mi corazón. Entre los dos algo empezó a cambiar, pero no sabíamos cómo, mucho menos cuándo. Nunca se había acercado a mí con tanta delicadeza, así como si tuviera miedo de que le fuera a hacer daño, tampoco yo había sentido tanta fuerza para tocarlo y buscar su cercanía, su calor. Sentía que a cada segundo la distancia era algo que tenía que desaparecer. Y desapareció cuando nuestros labios se juntaron y de inmediato lo sentí a él, Demian. Sus besos, con cada beso de Demian, mi corazón podía agitarse tanto, podía hacer del invierno, una tarde de primavera y de un simple beso entre dos personas, la combinación de las piezas musicales más hermosas, todas en sinfonía y llenándome de vigor. Sus besos eran tan especiales que cada uno de ellos tenía un lugar en mi corazón.

Cuando Demian se alejó, me sentí caer de golpe en la realidad. En la nieve, lejos de lo que éramos antes, siendo lo que somos simplemente. Me bastó ver la cara de Demian para que mi corazón se apretara por las ganas contenidas de llorar, cuando Demian se veía arrepentido y lejano a mí. Dejé que mi corazón se rompiera.

"I'm don't know why, I'm scared", pensé mientras escondí mi cara toda llorosa entre mis piernas. "I've been here before"



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