Opuestos iguales

- ¿...cesa?

De cierta forma estaba desconectada de mi cuerpo. Mis pensamientos nuevamente no me dejaban escapar de mi cabeza. El beso, entraba y salía de mi cabeza y ya no podía ocultar que me gustó...

- ¡oh! ya lo entiendo. Es como La bella durmiente, ¿cierto? Estás esperando que te dé el primer, ¡un beso que te despierte de tu sueño!

Francisco se acercaba a mí con aires de príncipe, pero ya estaba bastante despierta:

- ¡Alto ahí, príncipe azul! - Le tomé la cara con ambas manos para que me escuchara atentamente. - Estaba pensando, no te aproveches nunca más de eso.

Lanzó un bufido - Aída, ¡te he esperado mucho! si no sientes nada por mí, ¿por qué no lo dices de una vez?

Mire a Francisco con los ojos bien abiertos, mientras él se cruzaba de brazos sin mirarme. "¿En qué idioma se lo digo?" pensaba.

- No siento nada por ti, hasta hace poco ni siquiera nos mirábamos, mucho menos hablar. - Sé que estoy siendo mala pero no estoy interesada en el amor.

Vi la cara de Francisco. No es un mal muchacho, no es solo un chico lindo. Él de verdad cree que podríamos hacer una buena pareja. Hasta donde yo sé, es una persona honesta, eso me llevó a decirle: "Lo siento, la verdad es que no estoy interesada en el amor, ¿lo entiendes?"

- ¡No me rendiré! Tú te enamorarás de mí. - sin dejarme responder, se marchó.

Al poco tiempo llegó Gabriela. Hace minutos atrás en mi cabeza también había repasado la posibilidad de que Gabriela supiera del rumor y ya no quisiera ser mi amiga otra vez, esta vez sin segundas oportunidades. Estaba preparada mentalmente para lo peor.

- Hola, ¿estamos listas? - asentí confundida. Gabriela sabía del rumor como todos, pero ella no sospechaba de mí. - Muy bien, es bueno escuchar eso, la profesora en quince o quizás diez minutos estará por acá para evaluarnos.

- Entiendo. - Por alguna razón no teníamos más tema de conversación. Las veces que hablamos fueron porque los alumnos se acercaban a preguntar. Nada más.

- ¿Qué es? - Preguntó un alumno que pasaba por ahí.

- Ahí sale. - dijo Gabriela apuntando el panel de atrás.

- ¿Puedo tocarlo? - Esta vez me adelante a responder, Gabriela parecía malhumorada con el pobre niño.

- Claro, si lo haces despacio puedes atravesar el fluido, pero si lo haces rápido...- sorprendiéndonos a Gabriela y a mí, el chico se adelantó y lo golpeó con rapidez y fuerza.

- ¡Vaya!

El chico se fue rápidamente, no sin antes agradecernos. No sé la razón de agradecer porque no explicamos nada. Fue unos minutos que Gabriela y yo habíamos quedado colgadas con la actitud del niño y su extraño acento. Ignoramos lo sucedido, pero volvimos a quedar colgadas cuando vemos al mismo chico acompañado de unos alumnos.

- ¿Es el mismo de antes? - preguntó Gabriela.

- Creo que sí. - el chico nos miró como si supiera que hablamos de él, pero nos ignoró completamente.

- Que agradable...- dijo con ironía Gabriela.

- ¿Me hablas a mí?

Maldije para mis adentros y tapé mi vista. Yo no tengo problemas con ser ignorada, pero al parecer Gabriela sí. En ese enfrentamiento entre el chico y mi amiga, aparecen dos chicos más al lado del chico rubio y le susurran al oído algo inaudible para nosotras.

- ¿Han visto un chico como yo?

- ¿Eh? Sí, lo estoy viendo. -Y Gabriela seguía provocándolo.

Por suerte se fueron y no perdieron el tiempo con mi amiga que tenía ganas de discutir con alguien desde que nos volvimos a encontrar.

Ya casi era hora de que la profesora apareciera, sin embargo, no apareció ella sino el chico de antes, lo que reavivo las ganas de pelear de Gabriela. "¿Vienes a hacer el ridículo?" dijo burlona mi amiga.

- Eh...no. - el chico parecía confundido. Pareció herirle un poco lo que dijo Gabriela, pero supo mantenerse firme. - No he venido a hacer el ridículo. No sé de qué tonterías hablas.

Tuvo lugar unos minutos la discusión de ambos, minutos en los que me iría pero debido a la ausencia de la profesora no me puedo ir aún.

- ¿Qué haces aquí?, Te estuve buscando.

Por primera vez quiero mirar que sucede porque la persona que habló hizo que pararan de pelear.

- Oh...- ya entendí la razón de que Gabriela callase.

- Kay, también te busqué. Estuve visitando la feria.

Gemelos. Los chicos se fueron sin más. Mientras Gabriela dejaba de lado su malhumor para analizar lo sucedido. Gemelos, iguales, uniforme, voces idénticas, nunca lo hubiéramos sabido si ellos no estaban juntos en un mismo lugar.

- ¿Y si omitimos lo que pasó?

- Me parece una excelente idea. - expresé.

Muy poco tiempo después de que hayamos declarado ignorar "ese asunto", llegó la profesora. Gabriela y yo lo explicamos, puedo presumir que nos desenvolvimos bien, la profesora parecía convencida.

Todos los alumnos nos dirigimos a un enorme auditorio, finalizado la revisión de los experimentos, los profesores probablemente dirían quien es el ganador, me daba ilusión saberlo.

- Alumnos, queremos felicitar a todos aquellos que decidieron participar en esta feria científica, estamos muy orgullosos, vimos empeño, dedicación y un trabajo bien hecho en consecuencia. Queremos presentar a los ganadores de esta actividad.

Busqué la mirada de Demian, que justo se encontraba a mi lado de brazos cruzados, pero totalmente confiado. Pude olvidar el beso por unos minutos, pues la competencia era mucho más fuerte.

- Vamos a comenzar por los ganadores en enseñanza media. Queremos llamar al escenario al tercer lugar, María Delgado de primero año, un aplauso por favor. El segundo lugar es Antonio Vásquez de cuarto año, un gran aplauso. Finalmente, el ganador...Verónica Méndez. Un aplauso a nuestros ganadores...

Ninguno de los dos ganó. Por los que con solo una mirada decidimos que la apuesta quedaba nula, "Te salvaste esta vez" mencionó Demian, lo que nos hizo reír a ambos y hacer de esta competencia algo lindo, más grato junto a él.

Terminó todo y se hizo la hora de limpiar, para sorpresa mía, Gabriela logró escabullirse de la limpieza. Así que comencé sola.

- Hola, me llamo...- El chico rubio de antes, el cual rápidamente fue interrumpido por:

- ¡Mi princesa! Su delicada piel, estos finos dedos, ¡y uñas cuidadas con sutileza! ¡Déjame ayudarte!

Desvié mi atención de Francisco, al chico en el piso. Francisco vino corriendo hacia aquí y empujó de paso al chico.

- ¿Estás bien? -le tendí mi mano y el chico la aceptó.

- Estoy bien, tu novio pasó tan rápido que ni lo vi venir.

" Mi novio...Sí, claro. Para toda la vida y siempre" me dije a mi misma, mientras miraba a Francisco con desaprobación. Buen chico será, pero no tengo interés amoroso en él.

A la respuesta del chico, Francisco sonrió. No lo pude negar a tiempo porque el chico comenzó a hablar de nuevo:

- Me quería presentar, me llamo Kay. Vengo de Alemania junto con mi gemelo Nevin. También quería disculparme porque no sabían, tu amiga y tú que somos gemelos por lo que debieron estar muy confundidas.

- No hay problema. - todo se había aclarado más desde que supe que eran gemelos. - Aída, así me llamo. Espero que ambos disfruten el intercambio, hay cosas buenas por acá.

- Gracias.

Kay se alejó y yo volví a la limpieza con ayuda de Francisco. No pasó más de un minuto y Kay volvió un poco confundido. "¿Necesitas ayuda?" le pregunté.

Necesitaba llegar hasta la dirección para poder completar los papeleos del traslado, ya que debió haberlo hecho antes, pero estaba muy ocupado con la feria científica que se le había olvidado que hace 6 horas atrás, llegó en un avión de Alemania hasta la nueva escuela a la que asistiría solo medio un semestre. Ahora solo estaba conociendo, pero volvería pronto a Alemania para confirmar el traslado del próximo año, primer semestre.

- Bien, ¡aquí estamos! - Kay sonrió. Parece un chico bastante alegre. Hasta sus ojos ámbar sonríen cuando él lo hace.

- Gracias.

Nevin aparece al lado de su hermano y comienza a regañarlo, verlos me parece bastante cómico. Se quieren, pero igualmente discuten bastante por lo que veo. No voy a tratar de adivinar todo lo que nos podríamos divertir con la llegada de estos gemelos opuestos.