Victoria


Como lo había pensado esto sería más difícil de lo que creí, ¿cómo era posible para mi acercarme a la otra novia de Andrés?, sólo se refugiaba en su cuarto. Quizá debería ir... bueno iré.

Salí de mi escondite y me dirigí a la puerta, cuando veo que Demian se acerca a la puerta. Toca dos veces y luego entra, ¡qué oportuno! Decidí irme, pero luego vi como ella y Demian salían del cuarto. Di media vuelta, sería mejor sí volvía en otro momento.

- ¡Espera! - ¿Me decía a mí? No, claro que no, solo sigue adelante, ignórala.

- ¡Idiota te habla a ti! - Demian, ¡él y su boca!

-...- Me giré y la vi a ella, se veía igual que la última vez, ¿quizá más desaliñada? - Hola.

- Hola, ¿sabes? creo que deberíamos hablar. - Creí que sería yo quien diría eso, pero ya que estamos en esta situación, no me voy a negar. Asentí.

Ella se alejó de Demian y se puso a mi lado, siguió caminando yo sólo la seguí hasta que paramos en el jardín donde conocí a Lorenzo.

- ¿Tú sabías que yo estaba con Andrés?

- Sí, pero me habían dicho que terminaron, por eso empecé a salir con él. - Podía percibir como ella se ponía nerviosa, incluso más que yo.

- Yo conozco a Andrés desde que éramos niños, él vino a este internado y yo lo seguí porque estoy enamorada de él. - Me recuerda un poco a mí. Yo seguí a Gabriela hasta aquí porque era mi mejor amiga. - Y a pesar de todos sus engaños aún lo quiero. - ¿¡Cómo!? Si ella sabe que la engaña, ¿para qué sigue con él? - Yo no quiero que te acerques a él, ya he...

La interrumpí- ¡Alto! ¿Cómo es que te dejas pisotear así? - Me miró con los ojos llorosos, pero ya abrí mi boca, no me callaré ahora- No deberías. Si sabias que te engañaba debías haber hablado con él o simplemente olvidarlo. - Comenzó a llorar. - Él no vale la pena.

- No puedo. - dijo apenas audible.

- Sí, ¡sí puedes! ¡Yo te ayudo! - Rápidamente levantó la cabeza, sus ojos color ámbar relucían.

- ¿Hablas enserio?, mis amigas ya lo han intentado, pero yo...- se detuvo y luego me tomo de la mano. - Vamos a mi cuarto, ¿te parece empezamos por viejas fotos?

- Claro que sí. -le sonreí y la seguí a su cuarto.

Estábamos sentadas en la cama, deshaciéndonos de las fotos, cuando una me llamó la atención. Era ella de pequeña, con un vestido rosa y sus rizos rubios atrapados por un extravagante peinado. Me dio risa. Al lado se veía un niño con cabellos castaños y un poco rubio, creí saber quién era. Este niño me aparece hasta en la sopa, lo que me llamó la atención fue que Demian, parecía estar a punto de llorar, de repente se asoma Victoria por mi hombro.

- Esa foto la saco la mamá de Susana y Demian. Él no quería sacarse una foto, pero bueno. Creo que no sería bueno que lo escucharás de mí si no te lo ha contado él. - ¿podría tratarse de la madre de Susana?

- La madre de Susana, ¿me equivoco? - Victoria me miró sorprendida.

- ¿La conoces? - Negué con la cabeza. - ¿Entonces te contaron la historia? - Asentí. - La madrastra de Demian, ese día lo golpeó en la cocina de mi casa para que se sacara la foto, Demian lloró pero bastó una mirada asesina de ella para que contuviera todas las lágrimas.

- No era la primera vez, ¿cierto? - Victoria negó con la cabeza, me inundó una tristeza enorme, ¿cómo podía ser tan inhumana esa mujer al golpear a unos niños?

Seguimos con lo de las fotos, pero esta vez en pleno silencio. Seguía pensando en Demian y Susana, Susana no parecía tener secuelas por lo que le hacía su madre, pero quizá esa actitud en Demian era debido a ella. Me picó la curiosidad por saber de la madre biológica de Demian, pero quizá Victoria no me respondería, ya que posiblemente no sepa, pero podría averiguar otras cosas.

- Victoria, ¿tú qué eres de Demian? - Me miró y luego me sonrió.

- Soy su amiga de la infancia. - Que estúpida pregunta hice, eso lo notaría cualquiera por las fotos. - ¿Y tú que eres de Demian?

Nunca me planteé esa pregunta, ¿cómo se le llama nuestra relación? - ¿Enemigos...? -Primero Victoria se sorprendió y luego se rio a carcajadas.

- ¿De verdad? No creí que fueran tan infantiles, de todas formas, a kilómetros se nota su atracción, ¿no es verdad?

- ¿Atracción? - dije probando la palabra "Atracción".

Podíamos sentir odio y un millón de repulsivas cosas el uno por el otro, pero jamás una atracción. Victoria se volvió loca, ¿cómo podría sentir algo más que odio por ese estúpido, sin cerebro? - Te has vuelto loca. Jamás podría sentir algo más que odio por Demian. - dije firmemente.

- Jajaja no hablas en serio, no conozco a una chica que no guste de él.

- Ya la conoces y está al frente tuyo. - me señalé.

- De acuerdo, te creo, pero ¿cómo? ¿Por qué se llevan tan mal?

Esa historia traía lágrimas consigo, pero sentía la confianza suficiente en Victoria, como para decírsela.

Terminé llorando como suponía. No podía evitar la idea de que perdí a mi mejor amiga porque no fui sincera con ella, extrañaba la compañía de Gabriela, pero, aun así, sé que nunca la recuperaré como amiga.

Victoria me escuchó hasta el final, cuando terminé me dio pañuelos para que me limpiara la nariz, le agradecí y apenas terminamos con las fotos me fui, toda esta charla fue abrir una herida que ya no dolía tanto.

Lo mejor era dormir, no podía estancarme en el pasado, ya está atrás, sólo me queda crear un mejor futuro, aprovechar a mis amigos, Susana, Lorenzo, Victoria, y aunque no sea creíble, Demian. Ya me he acostumbrado a su presencia y me sentiría vacía si algún día faltara, después de todo, hace dos años que forma parte de mi vida, no de la mejor manera, pero de alguna manera.

Cerré los ojos, y me puse a soñar.

- Aída...- ¿quién toca mi mejilla con un dedo? - Aida...- Esa voz. - ¡Despierta! - Salté de la cama, ¡¿es así cómo se despierta a alguien?!

- Susana. - Miré mi despertador, ¡eran las 6:00 am! - ¡¿Por qué me despertaste?! Son las seis, las clases empiezan a las 8:00 am.

- Lo sé. - dijo sentándose en la punta de la cama. - Pero estaba aburrida, quería molestar a alguien, pero necesito ayuda.

- ¿Qué hay de Lorenzo? - Mostró una sonrisa de oreja a oreja.

- Él es mi objetivo, ayer me quito mi corbata limpia y la necesito hoy, por lo que quiero ir a recuperarla.

- Pero ¿por qué no fuiste en la noche?, te hubiera ayudado, no soy buena en las mañanas- me puse seria.

- En la mañana, todos aún duermen, en la noche vigilan, como hasta la 1:00 de la madrugada y a veces más. - Me miró seria. - ¡Vamos! Te reirás después es una buena broma. - Me lanzó una sonrisa que ya me había convencido. No soy buena con las bromas, pero Susana sí.

- Espérame, me ducharé y estaré lista en menos de cinco minutos.

Después de veinte minutos, salimos de la habitación y nos dirigimos a la habitación de Lorenzo, por suerte la puerta no estaba cerrada. Entramos y en la habitación dormía Lorenzo y otros dos chicos. Andrés y otro chico que no conozco.

- Entiendo porque me dijiste que viniera. - Susurré. - pero ¿cómo te enteraste de An...?

- Demian. Le preocupas. - Me lanzó una sonrisa picarona.

- No digas tonterías, a lo que vinimos. - Pude oír un "Entiendo" por parte de Susana.

Continuamos y paramos frente al aparador. Susana abrió el primer cajón y sacó su corbata, pero no podíamos marcharnos así de fácil. Susana que llevaba una pequeña mochila, sacó su estuche de maquillaje y me lo pasó.

-Tú encárgate de Andrés, yo me encargare de Lorenzo, después inmortalizamos este momento. - dijo con una gran sonrisa y mostrándome su celular.

Estábamos en el desayuno cuando apareció Lorenzo, con los labios rojos y una toalla húmeda en su mano, se logró sacar la mitad del maquillaje.

- Ese color te sienta bien. - dijo Susana intentando contener la risa, al igual que yo.

- ¡Oh, sí claro! Después me encargare de ti. - dijo lanzándole una mirada a Susana. - ¿Cómo a Andrés le queda bien el rosa, verdad Aída? - Yo sólo me reí.- Aída, Andrés es tu novio.- me reprendió.

- Él no es mi novio. Me engañaba, con Victoria.

- Habían terminado.

- Sí, pero no del todo. Gracias a Demian...- Eso no era importante realmente. - Bueno, el tema es que se lo merecía.

- ¿Yo me lo merecía también?

- No, sólo es gracioso. - dijo riéndose Susana.

Lorenzo se sentó. Ya no parecía tan molesto, era un alivio. Los tres conversábamos cuando Victoria se unió a nosotros, la verdad es que era muy agradable estar con ella, no es como otras veces, nosotras no estábamos enojadas, al menos yo no con ella, ella estaba dolida por Andrés, pero estaba dispuesta a olvidarlo y yo a ayudarla. Victoria, se estaba convirtiendo en una amiga.



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