Cartas


10 de enero, jueves

Después de lo que paso con Demian, desde esa noche nos evitábamos, no volvimos a hablar, en un principio Demian intentó hablar conmigo muchas veces, pero dejó de intentar cuando de dije no me dirigiera la palabra nunca más.

Había pasado navidad y año nuevo, por lo lejos que vivo, no pude juntarme mucho en las vacaciones con mis amigos, solo un par de veces con Susana y Lorenzo, en otra ocasión ellos vinieron a visitarme.

- ¿Hacía donde es?

- Papá, es por ahí.

Hoy es día de matrículas, algo de todos los años, también es una de las pocas veces en la que mi padre viene hasta el internado.

- Vamos entonces.

Llegó el momento de despedirnos y como es costumbre, mi padre me sonríe y se va. No somos muy cariñosos entre nosotros, pero sé que me quiere, yo también lo quiero.

- Siento que estoy en el polo norte.

- ¡Susana! - me alegré de volver a escuchar su voz.

- Me vas a sacar los ojos, tranquila. Me tendrás un buen rato más.

- Sí. -Sólo este año.

- ¿Qué fue lo de antes?

Le sonreí a Susana, parecía confundida pues creo que pensaba que no tenía papá. - Es mi papá. Así somos, no es algo de qué preocuparse.

- Hola, ¿Están listas para este semestre?

- Lorenzo, ¿Cómo estás? - Ambas abrazamos a Lorenzo, alegres de verlo otra vez este año.

- Estoy muy bien, vamos a ver dónde estamos asignados este año.

Fuimos hasta donde había varios alumnos, viendo donde estaban sus habitaciones, normalmente no suele variar mucho, eso es por los alumnos que ingresan. Me acerqué a la lista con la inicial de mi apellido y me encontré fácilmente. Es la misma habitación del año pasado y misma compañera.

- Lorenzo, ¿Quedaste en tu habitación?

Asintió. - Mismos compañeros.

Chocamos las manos ante la victoria de no tener que compartir cuarto con un desconocido este año. Nos alejamos de la masa de gente para encontrarnos con Susana. Miré de reojo a Lorenzo y me reí disimuladamente para no exponer mi burla.

- Lorenzo, ¿qué vas a hacer? -pregunté. - Mírate, todo enamorado de Susana.

- Shhh...Podría estar cerca.

- Ay, por favor. Tienes que decirle. - Hace un buen rato descubrí el secreto de Lorenzo. Lo que más me asombró no fue que Lorenzo se hubiera enamorado de Susana, sino todo el tiempo que guardó el secreto.

Tomamos lugar en una banca cercana, Susana se demoraba mucho. Sin embargo, pronto supimos la razón.

- Otra carta. - Murmuró Lorenzo.

- Tengo otra carta. - dijo Susana llegando a nuestro lado.

- ¿Cuál es? - preguntó Lorenzo.

- La quinta en el mes. - Susana tomó asiento a mi lado y me mostró la carta.

Se la enseñé a Lorenzo, pero se limitó a mirar en otra dirección. "No lo puede evadir por siempre" pensé.

- Tengo otra carta, es de la misma persona de siempre, pero la última carta que recibí era muy distinta a las otras.

- ¿Por qué? - Preguntó Lorenzo y Susana.

Le expliqué a ambos: - Las primeras cartas eran fragmentos de algunos poemas, citas de libros, muy lindos y tristes a la vez, me tenían totalmente cautivada, tanto así que me asusté cuando pensé que sería la última carta que recibiría de este desconocido, hasta que recibí esta carta. - se las enseñé.

- Sigue, no te detengas.

Me reí. - Ya sigo. Esta última carta no tiene citas, ni poemas. En esta carta dice que me quiere, que le dé una oportunidad y que nos juntemos.

- ¿Qué tiene de malo? Quiere conocerte. Quizás consigas novio. - me animó Susana.

- O...Puede que sean personas totalmente distintas. - interrumpió Lorenzo.

Me hizo bastante sentido que se tratara de dos personas distintas.

- Lorenzo puede que tenga razón. La penúltima carta, me expresaba que no me seguiría insistiendo, por eso creí que sería la última. Es la última carta del desconocido 1.

- Luego investigaremos más querida Aída. - dijo Susana.

Me asombré tanto por lo de "Querida Aída", que me pregunté si estaba bien mi amiga. Lorenzo me miro con la misma confusión en el rostro, pero fue luego de unos segundos que nos dimos cuenta de lo que le sucedía.

- Es Jean Poul...Lorenzo, es el estudiante de intercambio. Viene de Francia. - me sentí un poco triste por Lorenzo, Susana no dejaba de mirar al francés.

- Es guapo. - dijo Susana, al mismo tiempo que Jean Poul la miraba a ella. Ambos se miraban, pero segundos después Susana desvió la mirada. - Me tengo que ir.

Ay Dios. Todo está de cabeza. Pobre Lorenzo, fue muy triste como me enteré de su amor a Susana.

Flash Back

"- ¡Lorenzo eres un idiota! - Gritó Susana en el almuerzo. - ¡Te odio! - No es para tanto realmente. - Me hiciste perder en Sunset overdrive, no tienes perdón.

- ¿Ah? ¡La profesora me pidió llamarte! - Exclamó Lorenzo.

Susana bufó. - De todas formas, estaba jugando cuándo te acercaste a mi silenciosamente y, ¡me tomaste por sorpresa! - Susana se paró de la mesa y se fue, dejándonos solos a mí y Lorenzo.

Lorenzo suspiró. - ¿Tú crees que se enojó tanto por ese vídeo juego?

- No quizá esta en su periodo. -dijo Francisco a mis espaldas.

- Dios, ¡Eres un idiota de primer nivel! - Rodé los ojos.

- Princesa, no lo decía con mala intención. - Lo miré seria, pero rápidamente me acorde de Lorenzo y su pregunta. - No creo que sea el juego. Algo más le está molestando.

Lorenzo no lo dudó y fue tras Susana, conmigo siguiéndole los pasos. También soy amiga de Susana. No fue difícil encontrarla. Iba a dar un paso hacia adelante, pero me detuvo Lorenzo, "Espérame aquí, por favor."

- Ve.

Lorenzo llegó hasta donde estaba Susana. Ella lloraba. Cuando Lorenzo vio llorar a Susana, la abrazó.

-...No llores, así te ves fea. - Susana río tristemente.

- No juegues.

- Estoy mintiendo, aunque llores, te ves linda. Indefensa lo cual es raro. - Susana frunció el ceño. - Me siento privilegiado.

- Basta, ¡no necesitas ser amable conmigo! - Susana se alejó bruscamente de Lorenzo. - ¡No quiero tu compasión!

Lorenzo agarró a Susana del brazo e intentó besarla,pero Susana lo esquivó.

Yo ya debería haberme ido. Les di la espalda, pero aun así escucho lo que dicen.

- ¿Qué haces? No eres tú.

- Susana, no hago nada por compasión respecto a ti, hago cosas por ti porque me gusta verte feliz.

- No es verdad.

- Sí, lo es.

Están muy callados... ¿Se habrán besado? Inconscientemente me llevé las manos a la boca. Se están besando.

- Sólo te veo como un amigo, no puedo verte de otra forma.

Escuché que alguien se acercaba y decidí huir, pero la voz de Lorenzo me detuvo.

- ¿¡Aída!?...Oh por Dios. - se llevó una mano a la cara como si le doliera la cabeza. - Lo siento, olvidé por completo que también habías venido.

- Está bien. No tienes de qué preocuparte. - Me acerqué a darle un abrazo a Lorenzo porque parecía necesitarlo. - Lo siento.

- Nunca conocí una chica así, sus ojos castaños y pelo negro. Me encantan y vuelven loco, y ¿qué decir de su sonrisa? ... Me enamoré de ella."



© 2019 El Blog de Rocío López. Todos los derechos reservados.
Creado con Webnode Cookies
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar