Viajamos


Por fortuna o desgracia, las cosas no se pueden evadir para siempre.

- Llegamos hace unas horas, ¿Realmente quieres quedarte en esta cabaña por siempre?

- Sí, sí quiero.

Era Susana. Compartimos la misma cabaña junto con Victoria y otras seis chicas más.

- Vamos a pasear un rato. - insistió Victoria, pero me volví a negar.

- Tengo algo que hacer, pero pronto nos veremos.

Ambas se fueron. Y por negarme tantas veces a ir con ellas, me siento en la obligación de ir a hacer lo que tengo que hacer, hablar con Francisco. No puedo pensar en él como algo más que un amigo.

- Francisco, de verdad lo siento.

Francisco suspiró y de repente me abrazó. - No tienes que rechazarme ahora. Aída, te quiero y mucho. Es que para mí te has convertido en alguien especial. Sin conocerte pensé que haríamos buena pareja, realmente no me importaba si eras tú porque solamente no quería estar solo, pero ahora no quiero estar sin ti.

Se me hizo difícil rechazar a Francisco. Por lo que decidí pensarlo un poco más porque me estaba pidiendo más tiempo.

Habían pasado ya varios días en los que Francisco se esforzaba por ser algo más parar mí que solo un amigo. Fue así como llegó nuestro último día del viaje de campo. Durante el viaje fue difícil no encontrarme con Demian, sin embargo, no hemos vuelto a insultarnos, ni mucho menos. Nos limitábamos a mirarnos y hablar lo necesario. De vez en cuando Susana y Victoria, lo mencionaban, sin malas intenciones, pero aún se preguntaban la razón por la que nos dejamos de hablar de repente, "Ya no nos soportamos." Es lo que decía.

- Aída, el director te busca. Si ves a Demian o Angélica dile que también vaya al despacho del director.

- Está bien, gracias Vale.

Mientras bajaba la maleta del bus, vi que otros buses ya habían llegado y otros se habían ido hace un rato. No podía dejar mi maleta así sin más, por eso tuve que volver a mi cuarto y dejarla allí, luego iría al despacho del director.

- ¡Aída! - era mi compañera de cuarto.

- ¿Cómo estás?

- Bien, somos compañeras otro año. - me abrazó y recibí el abrazo gustosa - ¿Me vas a ayudar este año también?

- Sí, lo haré mientras pongas atención. - reímos y el camino a nuestra habitación se hizo más grato.

Tanto así que se hizo hora de ir donde el director.

Al llegar allí, me di cuenta de que esperábamos a alguien. Estaban todos, Angélica, Demian y yo, incluso había llegado Andrés.

- Andrés, ¿Y tú compañero? - preguntó el director.

- Le avisé a alguien que le dijera.

- Y yo te lo pedí a ti.

Se notaba entre ambos como la tensión iba creciendo. Tanto así que me sentí aliviada de que alguien tocara la puerta.

- Adelante, pase.

- Perdón por lo tarde. - quien se asomaba era Lorenzo. Me alegró ver su rostro y le hice un espacio a mi lado.

Fijándome más de cerca, Lorenzo se veía bastante desaliñado, todo lo contrario, a lo que era él usualmente, quizá sea la ropa casual, pero eso no explica su cabello alborotado y la cara un poco rosada.

- Que no se vaya a repetir. Comenzaré. - el director aclaró su voz y continuó: - Debó mencionarles que me agrada ser yo el darles tan buenas noticias, ustedes han sido seleccionados como los mejores cinco estudiantes en su nivel académico. Han sido comparados con distintos alumnos de esta escuela y de cursos superiores. Ustedes han sido los mejores. Los felicitó.

Todos nos miramos con alegría y orgullo, era un verdadero honor ser parte de algo así.

- Muchas gracias. - dijimos Lorenzo y yo.

Luego todos los demás empezaron a agradecer.

- No he terminado. Nos hemos integrado a un programa del gobierno con un alcancé internacional. Hemos podido contactarnos con una muy buena escuela francesa, para poder experimentar otro modo de educación, para saber qué tan inteligente y hábiles pueden ser.

- ¿Iremos al extranjero? - preguntó Angélica.

- Irán a Francia. Muchas felicidades.

Abracé a Lorenzo y él hizo lo mismo. Estábamos muy felices por la noticia. Nunca he salido del país, así que no sé cómo será, no es de turista, pero algo de la cultura francesa debiésemos aprender también.

- Irán a finales de año, debemos ver que su comportamiento no ha cambiado y deben seguir esforzándose mucho, les deseo éxito. Pueden retirarse.

Al salir de la oficina del director, todos tomamos diferentes caminos, Angélica se fue con Demian, Andrés por su propio lado, finalmente Lorenzo y yo caminamos un rato juntos.

- ¿Por qué llegaste tarde?

Mientras buscaba una respuesta en la extraña expresión de Lorenzo, él se detuvo a pensar, hasta que agregó con una sonrisa:

- Te contaré más tarde.

- De acuerdo. - seguimos conversando hasta que nos tuvimos que separar.

El recuerdo de Lorenzo

"- Hey, Lorenzo. Despierta. Lore...Lorencita...- Molesto- ¡La inspectora!

Rápidamente me senté en la cama. Vi a mi compañero riéndose.

- ¿Qué quieres? - dije poniéndome en pie con cuidado.

- El director te busca.

Di un vistazo a mi cama, Susana dormía profundamente. Dormía como, así como ella es, desordena. No quiero irme, hace solo un rato, estábamos descansando del viaje.

- Lorenzo, déjala dormir y apresúrate en volver. Si despierta le diré a donde fuiste. - Está bien, confío en que no pondrá en peligro su integridad física si me entero de que le hace algo a Susana.

- Sabes lo que te haré si le haces algo. - advertí. -Considérate hombre muerto.

- A ti sí que te golpeo fuerte el amor, estás más que enamorado.

- Muy enamorado."

Después de ir con el director, fui con Victoria como prometí. Hablamos durante un buen rato sobre su viaje y de mis vacaciones.

- Las próximas vacaciones de verano te invito a mi casa, podemos invitar a Lorenzo, Susana y Demian. - Antes de poder decir algo, Victoria habló rápido. - Tienes que arreglarte con él. Te buscó, lo rechazaste.

- Él también me rechazó.

- Sí, pero Demian igual hizo el intento por buscarte y Aída, no fue un día, fue por semanas.

Victoria tenía razón. Si Demian no corresponde mis sentimientos, al menos intentó dialogar conmigo, nos podíamos llevar bien, pero me tenía que empezar a gustar Demian. El mundo era un lugar mejor cuando no me gustaba Demian.

- Bueno, pero ya no pienses en eso. Vamos a una fiesta, irán todos.

- ¿Qué?

- Irá Demian, puedes hablarle y te puedes confesar a él. - Victoria reía con picardía. -Vamos, admite que te gusta. Te encanta Demian.

- No, Victoria. Además, no iré, solo me avergonzaría.

- Irás.

- No me mires con esa sonrisa. No iré.

- Sí.

- No.

- Sí.

- No.

Horas después.

- ¿Cómo lo hiciste?

- Ni la menor idea. Sube, Aída.

- Luego me arrepentiré.

Subí la muralla de la escuela tras Victoria, había una escalera del otro lado, por lo que bajé por allí. El chico que sostenía la escalera dio un fuerte silbido y gritó:

- ¡Dios mío! Gracias por mandarme estas bellezas.

- Dios mío, ¿Por qué lo hiciste un imbécil? - dije Victoria con la misma exageración del tipo, provocando risas entre todos.

Por descuido del chico, la escalera se tambaleó y por suerte, Victoria ya había llegado al suelo, conmigo no corrió la misma suerte y me fui hacía atrás con la escalera. No caí en la nieve, mucho peor. Caí en los brazos de Demian, literalmente.

- Gracias. - Aun cuando sentía que el corazón se me iba a salir del pecho, me derretía por él, las mejillas me ardían.

- No hay de qué. -Demian me sonrió y antes de soltarme murmuró: - Creí que nunca me volverías a hablar.

Mi corazón estaba disparado. Estaba a punto de decir todas las cosas que he estado aguantando y reprimiendo, pero fue por Francisco que llegó a mi lado que todo el coraje que estaba sintiendo, se desvaneció.



© 2019 El Blog de Rocío López. Todos los derechos reservados.
Creado con Webnode Cookies
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar