Misterioso Demian


Había pasado una semana y con Victoria seguíamos en proyecto "Olvidar a Andrés", las cosas avanzaban lento pero seguro lo conseguimos, en sí todo bien, salvo una cosa.

Susana y Lorenzo, por alguna razón sospecho que algo me ocultan, siempre que los veos están susurrando y eso a mi perspectiva, no es algo natural, por lo que creo que algo esconden.

- Aída, ¿comamos? - Sabía que Victoria me llamaba, pero no le tomaba mucha atención.

En mi campo visual algo misterioso, Susana estaba hablando que Demian.

- Aída...- repitió Victoria.

- Ya voy. - dije distraídamente- ¿Sabes? Creo que hay algo sospechoso en Susana, ¿crees que Demian lo sepa?

No mire a Victoria, pero sentí que se tensó- No, creo que son alucinaciones tuyas... ¡tengo que terminar una tarea!

- ¡Espera! - Se fue muy rápido.

Algo esconde estoy segura y algo me dice que Demian sabe algo. Localice a Demian con la mirada, se dirigía a la biblioteca. Lo seguí, pero cuando llegué a la biblioteca perdí de vista a Demian.

La biblioteca era grande, sin embargo, estaba vacía a excepción de la bibliotecaria, ¿cómo pude perder de vista a Demian cuando no hay nadie?

Busqué por los pasillos hasta que un pasillo me llamó la atención, caminé y me detuve frente a un libro, "El principito". Mi abuela me lo leía siempre, eso hasta que tuve edad suficiente para leer. Ese libro lo llevé siempre conmigo, incluso lo traje a este internado, pero se lo di a Gabriela, ella nunca había entendido porqué me gustaba tanto, como era mi mejor amiga se lo di. Nunca recuperaré mi libro, como tampoco su amistad.

Me puse de puntillas y lo alcancé. Al tener el libro en mis manos, sentí como la melancolía me inundaba. Constantemente le enviaba cartas a mi abuela, pero no bastan, la extraño y quiero verla, hace más menos seis años que no la veo.

Me estaba yendo cuando vi a Demian. No tenía ganas de discutir con él, por lo que decidí pasar de él.

- Aída, ¿me prestarías el libro, por favor? - dijo dulcemente pero no me convencía.

- Yo lo encontré primero, así yo lo leeré primero. - Tenía que estar firme y mantener cierta distancia de él, podía ser peligroso para mi tenerlo cerca.

- Leo rápido, te lo puedo devolver esta tarde.

- Pero justamente lo quería leer ahora, yo también leo rápido estoy segura que puedes esperar. - dije con una irónica sonrisa.

- Leamos juntos el libro. - propuso con la misma sonrisa que yo le había dado antes.

- Está bien. - Ni siquiera sé por qué dije que sí, ¡estaré loca!

Ambos nos sentamos juntos, hombro a hombro, su cercanía hacía que mi corazón se agitara. No puedo mentir que estaba nerviosa, tenía la sensación de que Demian podía ser una persona volátil, verlo a mi lado, tan tranquilo, como si tuviéramos todo el tiempo del mundo me ponía más nerviosa, su proximidad, todo. Al contrario, por parte de él, estaba de lo más calmado, si así quería jugar, yo también podía hacerlo.

Puse el libro sobre la mesa y como sí no me perturbara lo miré. - Si te demoras, yo sólo seguiré adelante, así que procura no hacerlo. - Demian asintió.

Abrí el libro y comencé a leer, cuando terminé de leer la primera página me sentí victoriosa, ya que Demian aún no pasaba la página, por lo que lo hice yo. Conservé mi victoria hasta que Demian abrió su boca.

- ¿Por qué te demoraste tanto? - Aunque no podía verlo, sí sabía que estaba sonriendo.

A pesar de que ninguno de los dos dijo nada, era obvio que era una competencia. Mi corazón estaba acelerado, el hecho de competir lo ponía así, sobre todo por Demian, mi rival.

Así como espero ansiosa ganar, no me importó saltar el almuerzo y al parecer a Demian tampoco.

Iba llegando a la última palabra, estaba tan cerca, cuando por fin...

- ¡Terminé! - No fui la única en decir eso. Demian y yo terminamos al mismo tiempo, un empate.

- ¡Shhhhh! - La bibliotecaria- No pueden gritar en una biblioteca, ¡estarán castigados!

Por alguna razón, dirigí mi mirada mi rival y él me miraba, sus ojos castaños eran penetrantes. Ambos conservamos la mirada hasta que nos echamos a reír, ¿quién sabe por qué? Sólo me reí y de vez en cuando lo miraba, estaba igual que yo, ¿por qué nos estábamos riendo?, los dos mejores lugares, ya era segunda vez que eran castigados, no era sorpresa, creo que me acostumbré rápido a tener mala suerte con él.

Tocaron el timbre para entrar a clase. Tenemos clases diferentes por lo que nos separamos y me sentí un poco sola, pero nada que no haya experimentado antes.

Cuando nos vimos en biblioteca, se me olvidó por completo el "asunto", tampoco no vi a Susana y Lorenzo durante todo el día, por lo que solo estuve con Victoria.

- Aída, ¿hay algo que quieras contarme? - dijo Victoria con una pícara sonrisa.

- No. Mmm...creo que nada. - me encogí de hombros.

- ¡Sí claro! De todas formas, yo sí tengo que decirte algo.

- ¿Qué es?

- ¡Mira! - Me mostró una hoja con nuestros uniformes de invierno.

Teníamos la camisa de siempre, con la corbata, un chaleco, podíamos usar accesorios como bufanda, guantes, gorros y otras cosas así, a pesar de ser invierno teníamos que usar una falda, calcetines, también teníamos un nuevo abrigo estilo Sherlock Holmes color negro, la verdad es que era muy lindo.

- ¿Cuándo los entregaran? - estaba fascinada.

- ¡Hoy! Vamos con la profesora. - Victoria me tomo del brazo y nos fuimos corriendo.

Mientras corríamos, mire por la ventana, estábamos en noviembre, navidad estaba cerca, pero no puedo ver a mi abuela y la extraño.

Llegamos al salón, un poco agitadas.

- Profesora...queremos...nuestros...nuevos...-la profesora alzó una mano para que Victoria detuviera.

- Entiendo, espérenme aquí, ¿su nombre? - preguntó trayendo una ficha.

- Victoria Thomas.

- Bien, vuelvo enseguida. - ¿y mi nombre?

- Profesora, no preguntó mi nombre.

- ¡Ay! No necesito preguntarlo, Aída. Te reconozco por ser segundo lugar en tu clase. - segundo lugar, ¿eh? Lo peor es que Demian es el primer lugar.

- ¡Sigues siendo increíble! - repuso Victoria mientras se reía, fue como si leyera mis pensamientos.

Recibiendo nuestros uniformes agradecimos a la profesora y nos fuimos.

Llegué a mi cuarto e inmediatamente me lo probé. Me quedaba bien, le puse un accesorio, una linda bufanda color rojo, que me había regalado Gabriela.

Hacía frío, nadie estaba fuera de sus habitaciones, excepto yo. Salí a pasear con mi nuevo uniforme, fui al patio y sorprendentemente no había nadie. Me senté en el suelo, cuando comenzó a nevar, era poco, no era tanto como para verme obligada a irme. Pasé unos minutos así, pero me quise parar, no sé si era mi imaginación o qué. Veía una forma humana, era posible es verdad, pero ¿quién?

A medida que nos acercábamos, me percaté que no era una persona, primero eran dos, después tres y finamente cuatro, ¿la cuarta persona tenía...fuego?

La curiosidad era cada vez mayor, pero para mi sorpresa, eran mis amigos. Susana, Lorenzo, Vitoria y... ¿Demian? No lo esperaba de él.

- ¡Cumpleaños feliz, te deseamos a ti...! - ¡me vinieron a cantar feliz cumpleaños! -¡Cumpleaños Aída, que los cumplas feliz!

- Chicos. - Estaba muy emocionada, no me acordaba que hoy ocho de noviembre. Mi cumpleaños.

- ¡Felices dieciséis, pide un deseo! - dijo Susana quitándole el pastel con una vela a Demian.

- Mmm...- pedí mi deseo y soplé la vela- ¡Gracias!

- ¡No hay de qué! - Victoria se acercó y me abrazo, luego Susana y Lorenzo. - ¡Dios! ¡Estás grande! Jajajaja.

- ¡Feliz cumpleaños, Aída! - Lorenzo.

- Feliz cumpleaños. - Demian, que a pesar de nuestra complicada relación vino a cantarme y me deseo un feliz cumpleaños.

Yo aún atrapada en un cálido abrazo, miraba a Demian que conservaba su distancia.

-Hay espacio para uno más.

Demian, me miro serio por un segundo, pero luego sonrió. - No lo creo, te terminarías ahogando, yo solo vine a desearte un feliz cumpleaños, me voy.

Me sentí un poco decepcionada. Era el mismo chico que rechazó mi amistad, pero es amable conmigo y no parece mi rival. Así como lo veo ahora.

Cuando Demian se iba vi que oculto algo en su abrigo, me dejó en duda, pero rápidamente me distraje porque todos estaban felicitándome, sin embargo, no evitó que luego siguiera pensando en Demian.



© 2019 El Blog de Rocío López. Todos los derechos reservados.
Creado con Webnode Cookies
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar